Soy nieta de inmigrantes. Mis abuelos
llegaron de Europa "con una mano atrás y otra adelante". Con mucho
esfuerzo y trabajo se construyeron la casa.
En aquel tiempo no existían las
tarjetas de crédito ni el banco les otorgaba uno, era mes a mes cuando el Nono
recibía "el sobre", que pagaban su cuota en el corralón por un
acuerdo hecho de palabra. Y
fue justamente el ser gente de
palabra, lo que les permitió edificar su casa, llenar sus despensas, tener
su primer máquina de coser y montar su emprendimiento a las mujeres de la
familia. Porque lo primero que hacían era cumplir con lo acordado. Y esto les dio fama de leales, de confiables, de honrados. El valor de la palabra les
permitió sostener un presente y dejar herencia...
"Si quiero". Estas palabras me permiten desde hace 20 años
edificar un hogar. Porque el hogar se construye día a día en la decisión de
sostenerse en aquellas simples dos palabras, tan poderosas como para sellar un
pacto de amor!
Ante cada desafío, alegría, dificultad, enfermedad, abundancia o escasez, la decisión puesta en palabras nos permite seguir construyendo
"la casa". Nos permite sostener nuestro presente y dejar herencia...
Y que de nuestras vidas?.. No se construyen también de palabras?
Palabras
de ánimo, de consuelo, de afirmación, de determinación.
Un rey muy sabio de la
antigüedad dijo que en nuestras palabras hay poder para dar vida o para dar
muerte. Con nuestras palabras podemos edificar...o podemos destruir...
Las palabras tienen un valor que no
llegamos a distinguir en el momento, pero sostienen (o derriban!) nuestro
presente y dejan herencia! Tienen un alcance más allá de lo "audible",
tienen el filo para atravesar lo intangible y perpetuarse en la eternidad de
nuestra alma.
Me propongo desde lo cotidiano darle a mis
palabras el valor que tienen!
-Intento poner en palabras lo que
siento."Ponerle nombre" a mi emoción me permite identificar mejor
lo que me pasa y actuar más acertadamente en buscar la solución.
-Callar a tiempo...(que difícil!)
-Sostener mi palabra con los chicos,
cuando pongo un límite, cuando digo que "no" (Esto requiere de un
tiempo mayor para pensar antes de hablar! Y no quedar presa de mis palabras!)
-Bendecir! No desde el concepto
"religioso" con el cual identificamos la palabra, sino desde el
significado mismo de "bien decir", hablar bien del otro, de una
situación, de mis seres amados, de mí misma!
-En “la era del #hashtag”, les propongo poner de moda despegarnos
de las etiquetas que nos limitan a una forma, estilo o aspecto; que rotulan a
las personas y las condicionan social, física y emocionalmente.
-Desconfigurarnos de aquellos patrones que nos impusieron las
palabras negativas, los alias o la mirada reducida de los otros. Nuestra
identidad es mucho más que eso!
-Darnos la oportunidad de resignificar aquellas
palabras que construyen, que edifican “la
casa”, que nutren el hogar y honran la vida.
Sembremos un presente lleno de palabras
que dejen una herencia bendecida.
Muy lindo Naty!! A bendecir 👍
ResponderBorrarGracias Claris! Qué bueno que te sumes al desafío! 😘
BorrarHermoso!! Bendecir, hablar bien, que se haga costumbre en nuestro diario vivir!!! A ponerlo en práctica! Te quiero cuña!!
ResponderBorrarHermoso!! Bendecir, hablar bien, que se haga costumbre en nuestro diario vivir!!! A ponerlo en práctica! Te quiero cuña!!
ResponderBorrarMe sumo a tu deseo Pau! También te quiero! 😊😘
BorrarMuy bueno!!! Para ponerlo en practica ya!
ResponderBorrarBeso Na!
Cómo todavía no había empezado a leer este blog? Muy bueno Nati. Gracias !
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